Desde hace varios años ODIO ir a Morelia, son viajes psicológicamente difíciles y sumamente estresantes. Detesto ir a Morelia porque ahí encontré el principio del fin de mi último momento de tranquilidad.
Este viaje no es menos complicado que los anteriores, se ha hecho una costumbre dormir poco o nada en ellos, creer que he encontrado alguna respuesta importante para descubrir que las respuestas me sirven absolutamente de NADA.
Detesto Morelia porque el viento me habla de ti al oído, tu cara se me aparece cada vez que cierro los ojos. Así que menudo problema, intento resolver un asunto trascendental y tu recuerdo me deja atrapado en la oscuridad, odio recordar las palabras, miradas y momentos. Si quiero hacer lo que tengo que hacer en Morelia siempre debo sobreponerme a las ganas de huir de esta ciudad, intentar dejar de hacer más grande el pozo donde termino atrapado.
Al final... saldrémos adelante (mi ego y yo), regresaré a Guadalajara y un avión me llevará lejos buscando salud, la encontraré y luego tomaremos un café... esperando que el siguiente viaje a Morelia no sea tan complicado.
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